Qué es Blockchain y por qué es importante
Probablemente escuchaste alguna vez a alguien hablando sobre “Blockchain” o “Bitcoin” y no le diste mayor importancia. Quizás un amigo te recomendó comprar criptomonedas para hacerte millonario y decidiste probar suerte, sin indagar mucho más. O, en el mejor de los casos, siempre te interesó saber un poco más de todo esto, pero lo venías procastinando.
Mi objetivo con este artículo es intentar dar un pantallazo sobre el potencial que tiene esta tecnología que viene a revolucionar el mundo digital como lo conocemos actualmente. Muchas personas sostienen incluso que es una “nueva generación de internet”.
La parte sumergida del iceberg
La gente habla mucho sobre Bitcoin. Imagino que tendrás una idea de qué es esto, en mayor o menor medida. Pero Bitcoin es como “la punta del iceberg” de lo que es esta tecnología de la que vamos a hablar en este post. Es lo que está visible. Sin embargo, para que esta criptomoneda exista requiere la existencia de Blockchain, y no todo el mundo sabe qué es, ni es consciente de todo el potencial que tiene.
Blockchain es la tecnología detrás de Bitcoin, pero no sirve solamente para que esta moneda digital funcione, sino que puede tener muchísimas más aplicaciones e impacto.
Para empezar a definir de qué se trata Blockchain, podemos decir que es una base de datos distribuida entre todas las computadoras que forman parte de una red. Pero para comprender esto en mayor detalle y porqué es tan revolucionaria, es importante entender por qué surge y qué problema pretende atacar.
Internet: Centralización del poder en pocos intermediarios
Pensemos en internet: internet vino a revolucionar un montón de aspectos de nuestras vidas y trajo una gran democratización del conocimiento, de la información y del acceso. Sin embargo, si nos ponemos a pensar, en este nuevo contexto surgieron nuevas empresas que vinieron a monopolizar un montón de información y decisiones también.
Mientras antes todo el poder estaba en manos de los estados, ahora surgen nuevos jugadores como Google y Facebook que son imperios virtuales y también centralizan el poder. Estos tienen el control de la información, de nuestros datos, y que están a cargo de inmensas comunidades de personas (pensemos en Facebook y sus más de 2 billones de usuarios). Estas empresas saben quienes somos, controlan lo que leemos, son intermediarios en todo lo que hacemos a través de la plataforma, amenazando una gran cantidad de derechos, especialmente la privacidad.
Lo mismo pasa con todas las empresas de lo que se llama la economía colaborativa, cuyo objetivo es conectar personas: Uber por ejemplo, conecta personas con autos, pero siempre con la intermediación de la empresa, que define las reglas, y se queda con una comisión, por no hablar de toda nuestra información privada. Lo mismo Airbnb, Amazon, Spotify…
El problema de la confianza en internet
No es casual que tengamos intermediarios. Y esto se debe en una gran medida a la necesidad de generar confianza en internet. Cuando hacemos una compra por Amazon, no confiamos en la persona a la que le estamos comprando, confiamos en Amazon. La empresa intermediaria nos da seguridad, es una entidad en quién podemos confiar, y a quien podemos reclamarle en caso de tener un inconveniente.
Tomemos el ejemplo del dinero, que es uno de los ejemplos más claros de la aplicación de blockchain.
Cuando pagamos en efectivo, es decir de modo offline, hay una confianza dada por el objeto físico (billete/monedas), aún si es una persona a la que no conocés. No necesitamos saber quién es la otra persona, ni tener un intermediario que nos de confianza, porque el objeto tiene un valor que todos conocemos y compartimos. Cuando le doy un billete a alguien, dejo de tenerlo yo, y ahora pasa a tenerlo la otra persona. Por lo tanto, las ventajas del pago en efectivo son el anonimato y la confianza dada por el objeto que no se puede duplicar.
Sin embargo, si queremos hacer una transferencia a distancia, a través de internet, surgen dos conflictos. En primer lugar, no podemos confiar en la identidad de terceros a través de internet sin la intervención de un intermediario. En segundo lugar, los bits tienen como propiedad el hecho de que pueden copiarse infinitamente, por lo que, por su propiedad, podríamos darle el mismo billete a muchas personas, porque en el internet tradicional no se puede garantizar la escasez de un bien digital.
Antes de blockchain, el rol de los intermediarios en el intercambio de bienes de modo digital resultaba fundamental e indispensable. Un ejemplo de esto son los bancos digitales, quienes deben llevar el registro y control de cuánto dinero tiene cada persona en cada momento, y que si una persona le paga un monto a alguien más, deja de tener esa cantidad de plata. Por eso, el pago se hace primero al intermediario, y luego a la siguiente persona. Sin embargo, esto genera un costo de información y de altas comisiones.
Bitcoin: el primer recurso escaso digital
Satoshi Nakamoto, el misterioso creador de Bitcoin, fue quién descubrió el modo de generar escasez digital y esto genera una disrupción enorme en lo que es internet. Blockchain permite eliminar los intermediarios y generar confianza online.
Para entender mejor cómo funciona, está buena la analogía con una isla en la Micronesia. En esta isla, vive una tribu llamada YAP que tienen una manera muy particular de manejar su propia economía: así como nosotros tenemos billetes y monedas, ellos tienen unas piedras muy grandes que representan sus ahorros. Para evitar llevarlas de un lado a otro cada vez que debían hacer un pago, en un determinado momento decidieron dejarlas todas en un lugar que sea siempre visible para todos, y acordarse quién es el dueño de cada piedra.
Pero entonces surgió la duda: ¿cómo hacer para acordarse de quién es cada piedra? Una opción podría haber sido designar a una persona para que se acuerde de quién es cada piedra. Pero las personas somos personas, y destinar el monopolio del conocimiento a una sola persona conlleva sus riesgos, por ejemplo si le pasa algo a esa persona (si enferma o muere), o incluso si la persona miente o decide revelarse de algún modo.
Por lo tanto, se propusieron hacer lo siguiente: que no haya una única persona que lo sepa, sino que todos lleven registro de todo. Entonces si uno quiere pagarle a otro, lo que hace es avisar “ahora mi piedra es de tal” y todos lo actualizan en su “base de datos”.
En la escala de las sociedades en las que vivimos, esto no sería posible de gestionar por la inmensa cantidad de personas y transacciones. Es por eso que hasta el momento siempre nos manejamos con intermediarios que centralizan toda esta información: bancos, gobiernos, jueces, etc. Sin embargo, hoy en día tenemos la tecnología: el poder de cálculo de las computadoras podría ayudarnos a llevar este registro.
Por lo tanto, si reemplazamos a las personas por computadoras, y a las piedras por Bitcoins… tenemos un claro ejemplo de qué es blockchain.
La cadena de bloques
Como dijimos antes, Blockchain es una base de datos distribuida donde todos los nodos tienen un registro de la información todo el tiempo. Pasamos de una lógica centralizada, donde alguien controla toda la información, a una distribuida, donde la información se divide entre todas las computadoras. Nadie puede monopolizar los contenidos: todas las computadoras se ponen de acuerdo en cuál es la base de datos única donde van a converger.
Blockchain no le pertenece a nadie, nadie puede modificarla por sí solo. Si una de las computadoras deja de funcionar o es hackeada, están todas las otras para velar por la información registrada.
Se llama Blockchain porque es justamente una cadena de bloques: la información se almacena en una cadena en bloques de transacciones unidos al bloque previo a través de criptografía avanzada. Esto permite que se sepa en qué orden se verificaron las transacciones. De este modo queda el registro para saber que si transfiero un bitcoin, por ejemplo, dejo de tenerlo yo y ahora pertenece a alguien más. Esto resuelve el problema de la copia de bits en el pago online.
La Blockchain puede ser imaginada como si fuera una gran hoja de cálculo donde todos podemos agregar columnas, pero nadie puede modificar la filas que ya se escribieron. Si alguien quisiera cambiar algún dato tendría que hackear todas las otras computadoras, lo cual es imposible por el nivel de energía que requiere.
Alex y Don Tapscott definen en su libro “Blockchain revolution” tres características fundamentales que tiene esta tecnología: es pública (todo el mundo puede verla cuando quiera), distribuida (se ejecuta en múltiples ordenadores) y encriptada (incluye claves públicas y privadas que garantizan seguridad).
Smart Contracts
La blockchain de Bitcoin fue la primera en ser inventada, pero no es la única. Hay muchas y de distintos tipos.
La segunda más conocida es Ethereum, lanzada en el 2015, que incluyó operaciones más avanzadas, como los Smart Contracts (contratos inteligentes). Estos, de hecho, se convirtieron en una de las aplicaciones fundamentales de esta tecnología, y demostraron que tienen un potencial gigante.
Los Smart Contracts son acuerdos escritos en código que se ejecutan automáticamente cuando se cumplen las condiciones predefinidas. Funcionan con la lógica “si x entonces y”. Funcionan como un contrato tradicional, pero realizados a través de la tecnología, generando la confianza que hoy en día nos tiene que generar un intermediario.
Veamos un ejemplo: Si tengo que comprar una casa, podría en lugar de contratar a un escribano que certifique el trámite, armar un contrato inteligente que diga que si la persona A le paga a la persona B un determinado monto de dinero, el título de propiedad de x inmueble cambia inmediatamente a nombre de la persona A.
¿Por qué Blockchain debería importarme?
Buscando en Google qué industrias serán impactadas por esta tecnología en los próximos años noté que no está muy claro aún: cada una de las entradas que aparecieron en el buscador decía algo distinto. Como es muy difícil saber a ciencia cierta qué aplicaciones tendrá en un futuro cercano, veamos algunos ejemplos de cómo se está empezando a utilizar actualmente.
Dinero
La aplicación más conocida de blockchain son las criptomonedas. Bitcoin es una, pero existen muchísimas, y tienen características diferentes. Como veníamos diciendo, un gran impacto de blockchain reside en que permite generar confianza y anonimato en el intercambio de dinero digital.
La primera vez que el bitcoin fue utilizado como moneda de cambio fue en 2010, en la compra de dos pizzas.
En su momento, las compraron por 10.000 bitcoin, equivalente a 0,003 centavos. Si calculamos hoy en día cuánto pagó, con un bitcoin a 3.500 dólares serían unos 35 millones de dólares aproximadamente.
Las criptomonedas comparten varias de las características con el dinero Fiat (así se le suele llamar al dinero tradicional en el mundo cripto): estas también son un bien escaso, fungible, divisible, durable, reconocible por todos y portable.
Sin embargo, se diferencian en tres aspectos que las vuelven tan interesantes:
- no están reguladas por ninguna entidad central,
- son compartibles por internet de modo seguro y anónimo,
- no pueden ser embargables por ningún gobierno, lo que da mayor libertad y seguridad al dueño del dinero, sin estar expuesto a decisiones de los bancos (y los argentinos conocemos bien los riesgos que esto implica…).
Por otro lado, se dice que la mayor cantidad de flujo de dinero desde el primer mundo hacia los países en desarrollo es el envío de remesas por parte de los inmigrantes hacia sus familias. Mientras los bancos y las empresas que se ofrecen envío de dinero internacionalmente suelen cobrar comisiones altas y con cantidades mínimas, Bitcoin tuvo una gran difusión para este uso, ya que permite enviar dinero internacionalmente a un muy bajo costo y sin restricciones.
Un ejemplo muy claro de esto es lo que sucede en Venezuela, donde, al existir un control cambiario, los ciudadanos no pueden adquirir libremente divisas extranjeras. En este contexto, las criptomonedas adquirieron una gran difusión ya que no pueden ser regulados por ningún gobierno y pueden ser transferidas internacionalmente de modo simple y seguro.
Justicia
Los métodos existentes de arbitraje y justicia son excesivamente lentos, costosos y poco confiables para un mundo hiperconectado como el de hoy en día. Pensemos en este ejemplo: un emprendedor contrata de manera online a un diseñador freelance para hacer el logo de su empresa. Pero, al recibir el diseño, decide que no le gusta y no quiere pagarle. ¿Cómo pueden ponerse de acuerdo? Acudir a la justicia tradicional, contratar un abogado y todos los derivados resulta un costo excesivo.
Un poco por este motivo surge Kleros, una plataforma que utiliza un protocolo de adjudicación de disputas basado en la inteligencia colectiva y el blockchain. Es decir, que el emprendedor y el freelancer pueden acordar previamente que, en caso de tener algún inconveniente, éste sea puesto a análisis de un jurado formado por personas a través de la plataforma.
Gobierno
Santiago Siri, un informático argentino, está desarrollando una plataforma donde utiliza blockchain para certificar no el intercambio monetario, sino los procesos de votación a través de una plataforma de democracia participativa online. Esto permite evitar el riesgo de manipulación, permitiendo que el recuento de los votos sea totalmente transparente y verificable (cada voto queda registrado en una cadena de bloques).
Propiedad intelectual
Blockchain tiene la capacidad de democratizar el mundo de la música y cambiar modelos de negocios, dándole a los usuarios mucho mayor control sobre su propiedad intelectual, y terminando con la necesidad de autoridades centrales (intermediarios) que se quedan con una comisión muy alta.
Un ejemplo de esto es Ujo Music, una plataforma de distribución de música online donde cada artista sube sus canciones. Sí, como Spotify… pero con una gran diferencia: está basado en smart contracts de blockchain. Por lo tanto, estos artistas pueden llevar el registro por sí mismos de la información y consumo de sus producciones, recibiendo el pago correspondiente a las reproducciones sin la necesidad de intermediarios.
Todo el pago que entre se distribuye automáticamente todas las personas que participaron de la creación de la canción, lo que permite democratizar los derechos de autor, que no sean solamente para el cantante o la discográfica, sino que todos pueden tener un proporcional correspondiente.
Economía Colaborativa
Cualquier plataforma que hoy conocemos como economía colaborativa o como red social, en donde la empresa funciona como intermediario puede ser transformada a una app descentralizada con tecnología blockchain. Algunos ejemplos son OpenBazaar (similar a Amazon), Arcade City (similar a Uber), Bee (similar a Airbnb), Steemit (similar a Facebook).
User-Power
Como conclusión, podemos pensar en cómo blockchain tiene el potencial de generar una revolución en la lógica que domina el internet actualmente, dominado por poderosos intermediarios que utilizan los datos personales de sus usuarios. Gracias a esta tecnología, las personas podrán retomar el poder de su información, incluso para sacar rédito económico de esto, pudiendo transaccionar el acceso a este con otros actores.
Por Greta Gawianski – Product Consultant en Open Earth Foundation. Previamente publicado en Infobae.
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